¿Qué es realmente el trabajo autónomo?
El trabajo autónomo es una idea constante en la propuesta educativa del Colegio Mayor. A su vez, esta idea tiene varias interpretaciones, una práctica y una profunda.
Su interpretación práctica es simple: El trabajo autónomo es un espacio contemplado en el horario de los cursos para que nuestros estudiantes puedan desarrollar un grupo de actividades señaladas por los y las docentes, pero respetando los criterios de nuestros jóvenes.
De esta manera, los profesores propondrán actividades que deban realizar de manera autónoma, las que están planificadas para que se desarrollen en el tiempo que dispone la asignatura.
Veamos un ejemplo. Si en tu horario aparecen 3 bloques de trabajo autónomo de Lenguaje, en ese tiempo tendrías que realizar las actividades que te entregue el/la profesor/a para esa asignatura.
Lo importante: Confiamos en que nuestros estudiantes administren sus bloques de trabajo autónomo como estimen conveniente. Inicialmente el Colegio propone una forma de organizar este horario, pero la decisión final de la distribución es de cada joven.
A través de este ejercicio se espera que cada estudiante sea independiente y que autogestione sus actividades, es decir, que sea capaz de autorregular sus acciones para aprender y alcanzar determinadas metas en condiciones específicas, lo que implica que sea más consciente de las decisiones que toma para aprender, de los conocimientos que pone en juego, de sus dificultades y del modo en que las supera.
Ahora bien, este ejercicio también significa una apuesta a largo plazo definida por una pregunta concreta: ¿Qué tipo de adultos queremos que sean nuestros hijos cuando crezcan? Esta es una pregunta crucial que influye en la mayoría de las decisiones que toman los padres en nombre de sus hijos, incluidas las decisiones relacionadas con la educación. Muchos padres valorarían la claridad de metas, la responsabilidad y la automotivación en su hijo adulto, pero la mayoría de los modelos educativos pasados y actuales no son adecuados para fomentar esos rasgos porque no abren espacio para estimularlos.
Si bien las propuestas educativas estructuradas aún están vigentes, la realidad es que están tremendamente desalineadas con lo que se necesita hoy. Las circunstancias actuales son diferentes: la pobreza está disminuyendo y las personas tienen mejor acceso a los recursos; la producción está cada vez más mecanizada; el cambio constante en las sociedades es incontenible. Para que esto suceda, los niños deben poder pensar de forma independiente y crítica, y dar razones de sus elecciones.
Y en respuesta a todo eso, la educación contemporánea está cambiando de propósito una vez más, para desarrollar individuos que demuestren independencia en pensamiento y acción, piensen racionalmente y sean capaces de participar críticamente en las sociedades en las que viven. Y el método principal para hacerlo es proporcionar una mayor autonomía en la educación.
Entonces, ¿Qué hace la autonomía en la educación para los niños a largo plazo?
El resultado, en las escuelas que adoptan la autonomía en la educación, son estudiantes que desarrollan un sentido de responsabilidad y automotivación. Como dice Alfie Kohn, un académico estadounidense que escribe sobre educación, paternidad y desarrollo humano, “si queremos que los niños asuman la responsabilidad de su propio comportamiento, primero debemos darles mucha responsabilidad. La forma en que los niños y jóvenes aprenden a tomar decisiones es tomando decisiones, no siguiendo instrucciones”. Este es, quizás, el mayor beneficio de la autonomía en la educación de los niños: las habilidades que fomentan se extienden a su capacidad para abrirse camino en todas las esferas de la vida: académica, sí, pero también económica, artística, doméstica, social y política.
El paradigma antiguo de educación siempre buscará agregar más estructura y control, pero a costa de restringir la capacidad de decidir en los jóvenes y los adultos en los que se convierten.
Sin embargo, solo a través de una educación que fomente y promueva la autonomía, tanto el individuo como la sociedad se benefician, permitiendo que ambos desarrollen plenamente su potencial individual y colectivo.
De esta forma, la autonomía en la educación fomenta las habilidades que los niños y jóvenes necesitan para ser un adulto independiente que se mueve con soltura y contribuye a una sociedad democrática diversa.
Claudio Patricio
Navarrete.
Director de Convivencia – Colegio Mayor Tobalaba.