Desde el jueves 29 de octubre y hasta este lunes 9 de noviembre los docentes y asistentes de aula del Colegio Mayor Tobalaba se encuentran realizando una serie de sesiones de capacitación preventiva y del ámbito emocional, lideradas por las direcciones de ciclo y sus respectivos equipos de apoyo con el objetivo de enfrentar de manera óptima el retorno.
De acuerdo a lo expuesto por las profesionales del Colegio en este contexto complejo, si bien, la incertidumbre es un sentimiento predominante, se puede hacer frente enfocándose en el presente, con una visión positiva un día a la vez. Para las expositoras, la labor de los docentes ha sido clave y han logrado entregar a los estudiantes no solo las herramientas pedagógicas, si no, que también, la contención emocional necesaria para motivarlos a continuar y a sobrellevar esta crisis desde sus hogares.
Hoy, existe un nuevo desafío que enfrentar, una nueva etapa dentro de este contexto, el retorno, un proceso complejo, no exento de dificultades. Por este motivo los docentes y asistentes de aula deben prepararse conscientemente, poniendo el foco en el área emocional, la cual es y será la más afectada durante este periodo. Logrando una efectiva contención emocional y un adecuado acompañamiento adaptativo en los estudiantes, se podrá enfrentar exitosamente esta nueva etapa.
“Pudimos empatizar con los profesores, sintonizar de acuerdo a sus vivencias, porque esa es la forma que hemos considerado que será la adecuada para llegar a nuestros estudiantes. La sintonía interpersonal que tenemos que tener en este retorno es clave para el bienestar de todos. El objetivo es claro y estas jornadas son necesarias, es bueno hablar entre todos, porque hoy todos somos los nuevos en el retorno. Este es un espacio para reflexionar y encontrar la calma”. Ana Fernanda López , Psicóloga Mayor Tobalaba.
Históricamente, en desastres socio-naturales, la educación ha sido parte del trabajo a mediano y largo plazo. La invitación que las instituciones educativas tienen, en la fase de respuesta rápida, es la oportunidad de apoyar a sus estudiantes en cuanto a la contención socioemocional y a desarrollar la enorme cantidad de aprendizajes que se desprenden del hecho de enfrentar una emergencia. La educación entonces, mitiga el impacto socioemocional de los conflictos y desastres, dando un sentido de normalidad, estabilidad, estructura y esperanza para el futuro. Cuando un niño, niña o joven está en un ambiente de aprendizaje seguro tiene menos probabilidades de ser vulnerado o expuesto a otros riesgos. También enseña la construcción de paz y resolución de conflictos proporcionando elementos esenciales para la estabilidad futura.
Las emociones y el reencuentro
Antes del regreso a las clases presenciales, resulta importante anticipar a las y los estudiantes y sus familias cómo será, cómo van a encontrar la escuela, quiénes los recibirán y qué rutinas se implementarán para el trabajo escolar presencial. Esta anticipación tranquiliza, permite eliminar ansiedades, favorece la responsabilidad de toda la comunidad educativa y evita que lo nuevo y “sorprendente” de “estar en el colegio” pueda provocar emociones de angustia o ansiedad.
Junto a la observación y la intervención individual que puede realizarse con un niño o un joven, el colegio tiene la maravillosa oportunidad de relacionarse con grupos de niños, niñas o jóvenes. Cada sala de clase se puede constituir en una comunidad de contención y de co-construcción de todo aquello que se ha perdido en la pandemia. Cada grupo puede aportar a la conformación de personas mucho más resilientes, capaces de aprender desde la adversidad con un sentimiento de esperanza y solidaridad. Para ello es necesario que el colegio desarrolle competencias que le permitan generar espacios comunitarios, que las y los docentes aprendan junto a sus estudiantes a vivir en comunidad.
Desde la perspectiva del rol docente, esta es una oportunidad para repensar nuestras prácticas, y desarrollar un trabajo articulado que haga sentido en la vida de nuestros estudiantes, en lo individual y en lo colectivo, en el desafío de reaprender a ser y estar en el aula, en el colegio, con otros.
Relevar la importancia de implementar nuevas prácticas y formas de relacionarse, las nuevas conductas higiénicas y sociales, siendo ello esencial para el logro de las estrategias del desafío del retorno a clases.
Entonces, ¿Qué habilidades, capacidades y actitudes son importantes que hoy nuestros estudiantes desarrollen?
Empatía – Colaboración – Adaptación al cambio – Flexibilidad – Tolerancia.
La actitud y capacidad de las y los educadores para conectar con las necesidades socioafectivas de sus estudiantes es clave para poder acompañarlos y apoyarlos, en un proceso adaptativo que conlleva errores (errores que exponen la fragilidad del estar sano), frustraciones (por lo que ya no puedo hacer), etc...
Contener y conocer su nivel de tolerancia al estrés, su disposición afectiva y motivaciones, permitirá ayudarle a insertarse en la nueva experiencia de aprender con tranquilidad, con alegría, con curiosidad. Bajar la hiperalerta.
Reforzar mensajes de apoyo incondicional y de aceptación de las dificultades, haciendo hincapié en que los errores son fundamentales para aprender. Alentar a volver a intentarlo y seguir avanzando un paso a la vez, sin apuro. (El apuro es síntoma de la ansiedad que aflora cuando queremos recuperar una ilusión de sentido de control y certeza que hoy no tenemos).
.