La capacidad de esfuerzo, es una capacidad que actualmente suele quedar olvidada en la educación. Nos preocupamos por no presionar demasiado a los niños, y eso es muy importante, pero nos olvidamos de educarlos para que aprendan a superarse mediante su esfuerzo. A menudo se confunde no presionar al niño(a), con evitarle esfuerzo, con ponérselo demasiado fácil y evitar frustraciones. Pero la capacidad de esfuerzo es fundamental en su día a día y será una herramienta muy útil para su futuro.
Evitar la presión excesiva no es incompatible con educarles en el esfuerzo.
A menudo tratamos de darles todo a los niños fácilmente y evitar así frustraciones y presiones que generan estrés. Es cierto que la presión es perjudicial y que no debemos presionarlos, pero eso no es incompatible con educar su capacidad de esfuerzo.
Se trata de aprender a motivarlos, de permitirles que hagan las cosas por sí mismos, de que se enfrenten a los desafíos, de que persigan sus metas. Nuestra labor es la de motivarlos y apoyarlos en el camino, no debemos presionarlos y someterlos a una competición y retos excesivos, pero tampoco debemos hacer las cosas por ellos o favorecer su abandono ante las dificultades.
Educarlos para que se esfuercen, dentro de sus posibilidades y capacidades, dentro de sus límites, supone enseñarles a superarse y a afrontar los fracasos.
Las consecuencias de no educar en el esfuerzo.
Cuando no enseñamos a los niños y niñas a esforzarse, cuando no desarrollamos su capacidad de esfuerzo, tenemos consecuencias negativas:
- Cada vez que tengan dificultades no sabrán cómo afrontarlas.
- Con frecuencia abandonar sus metas. Cada vez que se encuentren con una dificultad, en sus estudios, en su vida laboral o personal, en lugar de buscar el modo de solucionarlo, abandonaran.
- Pueden experimentar temor a intentarlo y una gran frustración ante los fracasos.
- No creerán en sus capacidades.
- No sabrán lo que es esforzarse, a veces pueden pensar que se están esforzando, cuando realmente no lo están haciendo. Y cuando ven que los demás consiguen las metas, no lo atribuirán a su esfuerzo, sino a la capacidad. Como consecuencia pueden desarrollar baja autoestima y poca confianza e inseguridad.
Pautas para educarles en el esfuerzo
- Deja que hagan las cosas por sí solos.
- Cuando tengan una dificultad, en lugar de hacerlo por ellos, o pedirles que abandonen, escúchales, sirve de apoyo y explícales cómo pueden hacerlo, pero deja que sean ellos los que lo hagan.
- Cuando lo logren, verbalízales que lo han conseguido ellos con su esfuerzo y refuerza positivamente su esfuerzo.
- No los presiones, ponles metas que supongan un reto, pero que sean asequibles para ellos y déjales su tiempo para lograrlo.
- Cuando se esfuerzan y no lo consiguen, en lugar de presionarles para que lo logren o dejar que no lo intenten más, explícales que su esfuerzo ha sido bueno, pero que a veces necesitamos más tiempo, anímalos para seguir esforzándose.
- Edúcales con tu ejemplo, como padres demuéstrale que también te esfuerzas para superar las dificultades. Recuerda que los niños aprenden más de lo que ven, que de lo que les decimos.
Vania Lorenzi
Orientadora Educacional