Los efectos psicológicos de la tecnología digital son un hecho y se han agudizado cuando observamos que los niños y adolescentes pasan mucho tiempo aislados en casa y mirando las pantallas. Sus habilidades sociales y su autoestima pueden sufrir y pueden volverse más solos.
Afortunadamente, existen formas de reducir esos riesgos ahora que pasamos mucho más tiempo de lo habitual en casa.
1. Practiquemos el prestar atención a otras personas
Una habilidad social importante es la capacidad de prestar atención a otra persona mientras interactuamos con ella. Un estudio a largo plazo de más de 300 adolescentes encontró que aquellos que hacían uso intenso de equipos como notebooks o celulares existía una marcada tendencia a cerrarse en sus propias necesidades, en lugar de vincularse otras personas que les rodean. Otras investigaciones indican que este comportamiento egocéntrico tiende a generar más problemas sociales con los amigos.
La buena noticia es que muchas de las actividades domésticas diarias pueden ayudar a los niños y jóvenes a concentrarse en general y prestar atención a otras personas. Por ejemplo, cuando las familias hacen cosas juntas, como cocinar y hacer jardinería, o tienen un tiempo designado en el que todos leen al mismo tiempo, puede ayudar a los niños a mantener la habilidad social de prestar atención a los demás. Un gran estudio encontró que tanto los adultos como los niños que participaban en este tipo de actividades se sentían mejor en sus relaciones.
A los más pequeños les resulta más fácil concentrarse en sus amigos cuando juegan juntos en persona, algo que es más difícil de hacer mientras se distancian socialmente. Y cuando los niños juegan al aire libre, o simplemente pasan tiempo al aire libre, pueden prestar más atención a sus amigos y, más tarde, concentrarse en el trabajo escolar. Además, el yoga y otros ejercicios de relajación, como los ejercicios de respiración, pueden ayudar a los niños a practicar la concentración en general.
2. Fomentemos el “dar y recibir” de la conversación
Las interacciones en la escuela ayudan a los niños a aprender a leer las expresiones faciales y el lenguaje corporal, además de enseñar a iniciar diálogos y cómo cambiar o iniciar temas de conversación. Tener estos encuentros informales con regularidad es una forma en que los niños y jóvenes aprenden a conocer y saludar a la gente. Si bien no existe un sustituto perfecto en línea, hay pasos que las familias pueden tomar para ayudar a preservar las habilidades sociales de nuestros niños y jóvenes.
Un ejemplo de esto es promover la retroalimentación. La comunicación implica un diálogo de ida y vuelta, un “dar y recibir”. Si le hablo y no me responde, no nos estamos comunicando. La comunicación, el ir y venir, dar y recibir, es un elemento vital de las habilidades sociales.
Un desafío en actualidad es el de fomentar la retroalimentación. En los ambientes de trabajo los adultos tomamos la lamentable costumbre de comunicarnos de manera breve so pretexto de “ser más eficientes”. La verdad es que nos acostumbramos a esas conversaciones y las trasladamos al hogar obteniendo resultados que nos irritan. Veamos un ejemplo en una conversación de media tarde típica de estos días:
Mamá: -Compré galletas…
Hija: …
Yo: – Hay galletas en la mesa.
Hija: – Okey.
Yo: – Oye! Te traje galletas!
Hija: – Ya te oí!
No podemos culpar a la hija por su respuesta. La comunicación inicial fue tan
sintética que no motivaba la interacción. Esa falsa búsqueda de “eficiencia” en
la comunicación nos pasó la cuenta.
Sin embargo, una conversación que promueva el “dar y recibir” puede ser así:
Mamá: -Hija, encontré esas galletas que te gustan. Esas con crema. Son las qué te gustan, ¿cierto?
Hija: -Sí mamá, ¡muchas gracias!. Qué rico.
En la segunda conversación, la mamá ofreció
inmediatamente toda la información por adelantado y terminó con una pregunta explicita
que invitaba a responder.
En un sencillo detalle estamos promoviendo la sutileza del “dar y recibir” en
comunicación.
3. Mantener amistades
Es posible que los padres de niños y jóvenes confinados en casa debieron buscar formas creativas de mantener las amistades escolares. Las plataformas como Zoom o Discord demostraron ser útiles, pero niños y jóvenes, al igual que los adultos, pueden cansarse de ellas. Afortunadamente, existe la posibilidad de recuperar las habilidades sociales a través de la familia.
Recuérdeles a sus hijos la diferencia entre mensajes o publicaciones breves y comunicaciones más largas. Es un hecho que los niños y jóvenes distinguen las diferencias entre interacciones breves pero divertidas y sentir una conexión profunda con un buen amigo. Anime a los niños y jóvenes a escribir mensajes más largos (pero menos frecuentes) a sus amigos porque puede ayudar a mantener fuertes esas relaciones.
En la misma línea, el tiempo en familia puede potencialmente hacer la mayor contribución a las habilidades sociales y de conversación. Planeen tomar almorzar o tomar once juntos, sin la distracción de las pantallas o los teléfonos porque los jóvenes que comparten con sus familias tienden a formar relaciones más sólidas con sus compañeros, marcadas por menos peleas y acoso.
La antigua costumbre de escribir cartas a mano, en lugar de depender de dispositivos electrónicos para la comunicación escrita, también es útil. Puede ser un novedoso para nuestros niños y jóvenes alentarlos a contactarse con sus familiares u otros amigos a través del “correo tradicional”. Intercambiar cartas con otros desarrolla habilidades de conversación, ya que escribir una carta para conocer a alguien implica plantear interrogantes, como preguntar sobre las actividades e intereses del otro.
Desde estos tres ejes de trabajo, estamos promoviendo el desarrollo de actitudes y valores tales como la integración, toma de perspectiva, autorregulación, cortesía… todas habilidades sociales complejas, que nuestros estudiantes están ansiosos de desarrollar porque ellos tienen una claridad tremenda al respecto:
La empatía, tal como en la familia, es el corazón de un grupo de compañeros.
Y al respecto, la familia es un apoyo fundamental a través de su rol modelador.
Claudio Patricio Navarrete – Director de Convivencia, Colegio Mayor Tobalaba.