Una más de las cosas que la pandemia y la contingencia han puesto a prueba ha sido la educación ciudadana, aquella orientada a fomentar habilidades y actitudes destinadas a perfeccionar la capacidad de actuar de un “ciudadano competente” para una participación en sociedad informada, crítica y constructiva. Uno de los modos en que se ha evidenciado la carencia de habilidades para vivir responsable y participativamente en comunidad es lo difícil que ha resultado la implementación de los controles y programas necesarios para contener la expansión del coronavirus.
La Formación Cívica, “el saber”, tradicionalmente se ha centrado en la transmisión de conocimientos básicos que definen la vida republicana, el Estado de Derecho, el gobierno y sus instituciones. Hoy, esta ha evolucionado a una “formación ciudadana”, “el saber hacer”. Se trata de un enfoque más amplio que junto con desarrollar conocimientos sobre el sistema de gobierno y la historia de un país, se encarga de fomentar habilidades y actitudes destinadas a perfeccionar la capacidad de actuar de un “ciudadano competente” para una participación cívica informada, crítica y constructiva.
En esta misma línea la educación cívica ha vuelto a formar parte del currículo de enseñanza media. Actualmente se incluye el eje formación ciudadana en el currículum nacional, dentro del subsector de historia, geografía y ciencias sociales para los niveles de primero a octavo básico. También se agregó a la malla curricular de tercero y cuarto medio.
Los años de ausencia de educación formal en la materia ha dejado en evidencia la carencia de habilidades para una ciudadanía activa y participativa, reflejada desde el estallido social hasta la llegada de la pandemia.
Con el actual malestar de la ciudadanía parece difícil poder hablar de lo indispensable que es contar con la educación cívica, pero es necesario plantearse esta necesidad dado lo difícil que será implementar los controles y programas necesarios para disminuir los contagios y un eventual rebrote.
Al respecto, el columnista del Diario La Tercera, José Miguel Serrano, señaló “Es necesario desarrollar conocimientos que permitan a los ciudadanos ser capaces de convivir en una sociedad respetuosa de las diferencias y de participar en la construcción de un país con fuerte formación ética, capaces de interactuar de forma pacífica en base a principios de respeto al prójimo, con transparencia, cooperación y libertad que permita construir un país socialmente sostenible y justo con todos sus ciudadanos”.
El enfoque actual le ha otorgado mayor relevancia a ciertas temáticas, tanto para la educación formal como la formación continua, como derechos, deberes y garantías de diversos grupos sociales, la acción y organización política civil, los valores, predisposiciones y riegos del ejercicio democrático, entre otros.
“Con los estudiantes en forma sistemática hemos hablado de esta pandemia analizando diferentes ámbitos y sus consecuencias en lo familiar, personal, social, económico cultural y político. Enfatizando la empatía, el respeto a las indicaciones dadas por la autoridad sanitaria dado que las políticas públicas en salud no surten efectos sin no hay educación y aplicación de las normas para evitar tragedias familiares por contagio, saturación sistema de salud, autocuidado y responsabilidad social”. Luis Maureira, Jefe de Área de Historia y Formación Ciudadana.
En este escenario, se hace imprescindible impulsar un giro histórico y llevar a cabo iniciativas que promuevan la Formación Ciudadana y el desarrollo de competencias en los ciudadanos de cara a fortalecer el presente y futuro de la democracia como sistema de gobernabilidad y convivencia social. Esto representa un desafío de la nueva ciudadanía, más participativa y con mayor incidencia en la toma de decisiones colectivas del país. Ser ciudadano representa mucho más que simplemente formar parte de una sociedad y exigir. Es también informarse, tomar decisiones considerando el bien común y no sólo el individual, y es autoformar un conciencia de pertenencia a un grupo frente al que se tiene derechos, pero también responsabilidades.