Cuando educamos a nuestros hijos, muchas veces cometemos el error de no prestar atención a nuestro lenguaje. El lenguaje verbal y no verbal es nuestro medio de comunicación y transmitimos mucho más de lo que podemos pensar a través de nuestras palabras, en nuestra manera de decirlas, con nuestra actitud, etc. Educar utilizando un lenguaje positivo tiene efectos positivos en el niño. Es esencial dejar de lado los mensajes negativos y comenzar a centrarnos en los positivos.
El Poder del Lenguaje
El lenguaje es una herramienta básica de comunicación humana, que nos permite transmitir mucha información. El lenguaje tiene un componente verbal y un componente no verbal, ambos dan lugar a un mensaje concreto que el receptor interpreta y hace suyo.
Nuestro lenguaje tiene un gran poder en el niño, todo lo que le decimos y nuestra actitud al decirlo es absorbido por el niño. Es importante hacer hincapié en la actitud o el componente no verbal del lenguaje, ya que la diferencia entre un lenguaje positivo y un lenguaje negativo la mayoría de las veces está en la actitud y no en las palabras.
El lenguaje llega al cerebro del niño, es interpretado, veamos algunos ejemplos:
- Si le decimos al niño gritando estoy harta o harto de ti, siempre portándote mal. El niño puede interpretar no me quieren.
- Si le decimos, en tono reproche: siempre lo tienes que hacer mal, presta más atención. El niño puede interpretar: soy inútil, no hacer nada bien.
- Si le decimos con gesto de desaprobación y tono irónico: Tú veras, haz lo que quieras, pero a mí no me parece bien. El niño seguramente intérprete no les gusta lo que hago.
El peligro es que la interpretación puede convertirse y suele hacerlo en una creencia que forma parte del niño y forma parte de su identidad.
¿Qué necesitan escuchar los niños?
Los niños necesitan escuchar un lenguaje positivo, los mensajes positivos tienen muchos e importantes beneficios en su desarrollo. En cambio los mensajes negativos poco a poco destruyen su imagen, crean miedos, tensiones y, en definitiva, perjudican su desarrollo emocional.
- Antes de hablar presta atención a tus palabras y tus actitudes.
- Trata de buscar palabras positivas y actitudes positivas para tus mensajes. Funciona más el refuerzoque el castigo. En lugar de decirle lo que hace mal, o lo que tememos que haga mal le recordamos lo que ha hecho bien y le recordamos lo que hará bien.
- Cuando tengas que “retar”, evita etiquetas, insultos y comparaciones. En lugar de criticar al niño habla de la conducta, explícale lo que quieres que haga.
- Habla siempre a la altura del niño, es una manera de tener una actitud positiva hacía el pequeño.
- Evita gritos y amenazas, son lenguajes negativos, que generan tensión y pueden tener consecuencias negativas.
- Acompaña tus mensajes de sonrisas, de una actitud tranquila y relajada y de algún mensaje positivo.
- Termina tu mensaje con una frase positiva, del tipo: “ya verás como ahora lo vas a hacer muy bien”.