Teniendo como base la historia de Elsa Bornemann, estudiantes del 7mo C, del colegio Mayor, movilizan a la comunidad educativa en la confección del millar de grullas.
“Nunca llegaré a plegar las mil grullas que hacen falta… Mil grullas… o Semba-Tsuru, como se dice en japonés. Con el corazón encogido, Toshiro contó las que se hallaban dispersas sobre la mesita” este es un extracto de la conversación entre Toshiro y Naomi, protagonistas del cuento Mil Grullas, quienes, en un escenario, cargado de incertidumbre apelaron a la tradición de sus ancestros para sobrellevar de mejor manera el momento, para cualquiera una situación mágica en la literatura. Sin embargo, esta trasuntó el papel y se apoderó de un par de estudiantes del 7mo C, Fernanda Muñoz y Amanda Vidal, las que, observando el dolor vivido por un par al interior del aula, no dudaron de evocar la esperanza de Toshiro y pidieron la confección de la milagrosa ave.
El curso, apuntando hacia un mismo objetivo, logró motivar al resto de sus compañeros, entregando el insumo necesario (un cuadrado de papel) el que, en cosa de siete horas, logró llegar al número solicitado y al menos, al interior del establecimiento, se palpó entre los integrantes un ánimo de esperanza y sentimiento de unidad.
Al ser consultada, Fernanda, se limita a decir que la ilusión de Toshiro, hizo germinan la idea en su interior, dando cuenta una vez más que la realidad supera a la ficción.
Taller de Periodismo.